Lixiviación

La lixiviación se presenta cuando un material, no protegido, se pone en contacto con disoluciones acuosas o agua y éstas disuelven y extraen compuestos del material. Tras la lixiviación disminuyen la masa y las resistencias mecánicas entre otras cualidades y aumenta la porosidad. El agua de lluvia presenta una gran capacidad de lixiviación en los lodos y puede disolver la materia orgánica y los metales pesados. La lixiviación depende además de la naturaleza del residuo, de la forma de éste, del lugar donde se encuentre (siendo importante el pH del medio), de la cantidad de residuo que se acumule, etc.

Debido a la variación de las propiedades de los lodos según su procedencia hay que tener siempre en cuenta que se debe estudiar el lodo a tratar sin tener que coincidir exactamente sus cualidades con las de otros lodos y por tanto extrapolar directamente conclusiones. Así por ejemplo, analizando un lodo seco de una depuradora particular de España, se concluyó que no era un residuo inerte sino que era un resido peligroso debido a su concentración de níquel en el lixiviado. Además de residuos inertes y peligrosos también se encuentran los no peligrosos, y se incluirán en una categoría u otra dependiendo de la legislación que haya respecto a su composición química  (24)(37)(38).

Algunos estudios constatan que el uso de los lodos y sus derivados en el seno de una matriz cementante  adecuada hace que esta última dé estabilidad frente a la lixiviación, lo que implica que no hace falta darle al lodo y sus derivados ningún tratamiento de estabilización que aumentaría el coste del producto  (39)(40).

El elevado contenido de materia orgánica que presentan los lodos, hace necesario estudios particulares sobre los efectos perjudiciales que puedan causar estos compuestos en las propiedades los materiales en los que vayan a ser empleados.